Y yo me quede quieto, quieto como una taza de porcelana, en silencio y con solo una historia breve.
Y Tú me dices que fui yo el causante de ese diluvio de tus ojos. Ojos de niño caprichoso llorando por un simple caramelo.
Y yo una vez más, quien robo el calor de tu cuerpo, como el vampiro la sangre a su presa. Si sabemos que la presa también fue y es cazadora. ¿Entonces que somos cazadores o cazados?
Siendo yo nuevamente quien enveneno tus sueños con mi existencia, entrando en tu mundo. Veneno que bebiste a conciencia, a sabiendas de su efecto.
Guardo tu esperanza en un bolsillo roto. Con la esperanza en balde de que no se pierda.
Meto tus sueños en el baúl sin fondo de las decepciones. Grande como el mismo universo.
Tu esencia se aletarga en mí, en el tiempo, casi se pierde en la atmosfera que me rodea… tu obsesión por verme crece, o eso dices.
Pasa el tiempo y para mi, la luna no ocupa su lugar en la casa de Virgo. Tampoco en la de Acuario. Maldita luna…maldito calendario.
Mi corazón late y sigue latiendo una y otra vez, como lo dicta su naturaleza humana… pss, quizás lata, pero todavía esta dormido.
No se culpe a nadie de ese sueño.