sábado, 18 de septiembre de 2010

Parte de uno sin acabar...

…. Y llegaron los hombres grises y hubo un silencio en la posada del fin del mundo, un momento después las historias siguieron surgiendo, las risas y los sueños volaron de nuevo, el vino corría. Los hombres se sentaron en una esquina y sacaron un maletín… Hoy la librería del fin del mundo está lista y abierta a todos, vendiendo pedazos de almas y tiempos perdidos en forma de sugerentes libros con encuadernación de piel y letras de oro.
Ese ultimo verano nadie habitaba feliz en la casa, nuestros cuerpos iban dejando escombros y clavos a lo largo de los días
El tiempo avanzaba lento y no era como cada uno querría que fuese.
La casa se caiga a pedazos,…, pero irremediablemente al caer la noche cada uno dormía, cada cual acurrucado en su propio rincón de la cama y en sus propios recuerdos…

Amanecía y los dos nos levantábamos cansados, y con la misma pregunta tácita grabada con fuego ardiente en nuestro cerebro.
Ese verano cada uno dejo su esqueleto, él tomo la iniciativa y lo dejo en mi ventana y yo indeciso en un cuarto de la casa, él se fue llevándose todas sus cosas y parte de las mías, se fue llevándose también parte de mi esencia y un trozo de mi vida. En su partida dejo tras de sí un montón de fantasmas y monstruos habitantes hoy por hoy de la casa. Yo me quede mirando el techo con mi armadura desarmada…
El tiempo… No era como lo imaginamos, nosotros tampoco…

Este invierto esta siendo largo, largo, gris, frío y tormentoso. Una amiga tiene la teoría que es por ello que estamos mas locos que de costumbre y que también nos lleva a una depresión, debido a la ausencia del sol y su calor y de pasar largo tiempo metidos en casa.